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Al-Nantadin
: Nacido en la bella ciudad de Valencia. La vida de Al-Nantadin se mostró
dinámica desde el principio. Descendiente de un linaje de aventureros-comerciantes
su familia se desplazaba con las caravanas y los barcos mercantes allí
donde hubiere un lugar para ellos. Al poco de nacer Al-Nantadin su padre trasladó
sus negocios a Toledo, y tres años después, lo haría a Córdoba,
la Llama de Al-Andalus, donde los arrabales crecían diariamente, y las
gentes se daban importancia sintiéndose superiores a cualquier otro que
poblase el ancho mundo. Finalmente, cuando Al-Nantadin contaba ocho años,
tras un receso mercantil, se trasladaron a Nekor. Allí conoció a
Walid, Alí y Jossef y trabaron amistad. Nunca hubo un lugar que Al-Nantadin
pudiera llamar casa, pero entre todos prefería el austero Nekor, lejos
de la opulenta Córdoba o la legendaria Toledo; sólo Valencia, de
la que no tenía mayor recuerdo que aquello contado por su madre, cautivaba
su corazón con el deseo de visitarla. Desde niño tuvo un carácter
extrovertido y afable, siempre propenso a una buena comida o a los placeres del
amor. En una última etapa, su padre recuperó cierto prestigió
ante el emir y pudo regresar a Córdoba, donde ejerció su profesión
hasta que una neumonía tomó su vida, aún joven. Al-Nantadin
se hizo cargo de la profesión paterna pese a aborrecerla. Un buen día,
a su puerta llegó Walid y juntaron de nuevo sus destinos. Abandonándolo
todo tras de sí, se embarcó en la Sombra de Alá.
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